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LAS HERIDA QUE TENEMOS Y QUE NO CONOCEMOS

Una de las cosas más hermosas de los Evangelios, es ver cuántas personas fueron sanadas por Jesús, sanadas en su cuerpo , sanadas en corazón, sanadas en su alma, es evidente que las consecuencias del pecado, son multitud de vidas y daños, así también es la devastación del pecado en nosotros, deja heridos nuestros corazones, nuestros recuerdos y por supuesto que también nuestros cuerpos; pero lo más hermoso de todo eso es que Jesús no sólo pasó haciendo el bien, sino que sigue pasando por aquí, haciendo el bien, Jesús sigue liberando, a los oprimidos por el demonio, dice la carta a los Hebreos.


Y ese ministerio de sanación que tiene Jesucristo, es de lo más atractivo que tiene el Evangelio, solo que muchas veces ni siquiera uno mismo, sabe de lo que está herido y ese es el tema de hoy:


LAS HERIDAS QUE NO CONOCEMOS. (Primera parte, de dos)

Hay heridas que son fáciles de ver, pero hay otras heridas que están muy escondidas y tal vez esas pueden ser las más peligrosas, así como las serpientes cuando se esconden, también las heridas escondidas, cuando se esconden, tienen una consecuencia y es que van haciendo su obra, van haciendo su daño y por eso necesitamos sacar a luz esas serpientes, encender esas luces y sacar esas heridas y que se vean, que se vean muy bien.


¿Cuáles son esas heridas que están escondidas? A medida que esas heridas escondidas sean descubiertas, se las vamos presentando a Cristo, esas misas heridas van siendo curadas por él.

Veamos entonces cuáles son las heridas, que no cuesta trabajo reconocer, así como uno se da cuenta que la mayor parte de los malestares del cuerpo, son fáciles de reconocer, una ceguera, una parálisis, un dolor, un problema en sus articulaciones, eso es fácil de ver y por supuesto que Jesús tiene poder para sanar esa clase de males; pero aquí nos interesan más los males que no se ven, vamos entonces a ver cuáles son esos males:


EL MIEDO: ´cómo llega uno a conocer cuáles son sus miedos? Pero muchas personas a quienes le dicen, el Señor te puede sanar de tus miedos, y la persa dice, ¿Miedo de qué? Yo no le tengo miedo a nada. Porque resulta que muchos de nuestros miedos están allá adentro y lo mismo que la serpiente que se esconde, va haciendo daño; por ejemplo, la persona que tiene miedo a la soledad, a quedarse solo, la experiencia es que la mayor parte de las decisiones que la gente toma en su juventud, las toma por miedo a la soledad.

Ej: una persona que ha sido formada, educada con la fuerza de la fe, rodeada de principios y valores, pero cuando esa persona crece, llega a la adolescencia, a la juventud, y necesita no solo el afecto de su familia, sino que ahora quiere también amigos, otros tipo de afecto (novio), pero se da cuenta que lo que en su casa le inculcaron, no concuerda con la manera de pensar y de ser de sus amigos; esa persona entra como en una especie de conflicto con lo que le han enseñado los papás, pero luego se da cuenta que si afianza en la formación de la familia, se empieza a quedar solo(a), porque resulta que los amigos no piensan así y se ve como tonto, como anticuado y es allí donde empieza a surgir el miedo, es un temor que ni siquiera se da cuenta de ese miedo, no es un temor consciente, es un temor que simplemente tiene poder sobre la persona, está obrando en su corazón, que es el miedo de quedarse sin amigos(as), que puede quedarse solos, asilado.


Seguramente esos amigos o amigas, tienen otras costumbres, drogas, sexo, vicios, malos hábitos, malas costumbres; entonces la niña que había sido mimada en la casa, protegida y que en otra etapa de su vida se sentía suficientemente protegidas con ese abrazo del papá o de la mamá y ahora quiere el varazo de un novio, peo resulta que todos los candidatos a novio a nova, todos esos muchas en el contexto que ahora ella vive, en la escuela, en la universidad, en su mundo juvenil, todos esos amigos tienen otros valores muy distintos a los de él, de ella; quizás ni siquiera creen en Dios, o no les interesa la misa, esa persona empieza a sentirse raro, rara, siente que se va a quedar solo y no quiero quedarme solo, tiene miedo a quedarse solo(a), entonces empieza a ceder a ciertas cosas.


Este servidor que les está hablado ya tiene más de 60 años y 28 años de sacerdote, y mi experiencia es que, la gran mayoría de estos jóvenes, empiezan a tener relaciones sexuales con su novio o novia, amigo o amiga y eso se vuelve como normal y luego hay situaciones de aborto y todo esto; no es el deseo, no la necesidad de su supero lo que les lanzó a todo eso, es el miedo, miedo a qué, miedo a quedar sin nadie pero, lo triste y lamentable es que las personas ni siquiera se planean estas cosas abiertamente y en el fondo la persona ni siquiera se da cuenta que el miedo está gobernando su vida. Por eso el miedo es una herida que uno lleva, pero uno no se da cuenta que la lleva y aún sigue tomando decisiones, marcado o marcada por ese miedo.


Cuando una persona recibe un golpe muy fuerte, un golpe emocional o un accidente, las consecuencias se notan todas a la vez, si alguno de nosotros tiene un accidente de inmediato se ven las consecuencias, heridas, fracturas ; en cambio, el tipo de problemas del que estamos hablando, no se notan, porque es como si cada día en cada conversación te echaran dos gotitas de miedo y al otro día otras dos gotitas y al siguiente día, nuevamente otras dos gotitas y después de muchas gotitas resulta que tu comportamiento cambia y ni tú mismo te das cuenta, y ni tú mismo sabes explicar por qué, pero un día te das cuenta que ya no crees, lo antes creías, y ya no te atrae lo que antes te atraía.


Y precisamente este tipo de cosas suceden en lo que estamos hablando hoy, son cosas que se van a cumulando y que matan la fe y hay personas que a muy temprana edad dicen, "pues yo la verdad es que no creo en Dios", hay un Obispo que habla de estas cosas y dice que la edad en que está comenzando el ateísmo en los jóvenes, en muchos países, es a los 11 o 12 años, entonces uno se da cuenta que esas heridas son heridas en la fe, son heridas en la confianza, heridas en la moral; esas clases de heridas se van acumulando y que no son fáciles de detectar.


Y ¿por qué uno no se da cuenta de esas cosas? ¿hay algo que se pueda hacer para sacar a luz esas situaciones, para darse cuenta que eso está pasando?


Empecemos por descubrir, ¿qué otras clases de daños suelen suceder, de una manera como escondida, como oculta? Yo tengo aquí una lista de CUATRO HERIDAS, que están adentro, como las úlceras, que son heridas que están dentro y que uno no sabe la cantidad de heridas que lleva dentro; por ejemplo, hay muchas personas que van teniendo la pérdida de sangre en sus intestino, pero como es tan largo el tracto intestinal… y un médico dice que esas pérdidas de sangre pueden ser sumamente peligrosas, entonces, ¿cuáles son otras heridas que las personas también llevan adentro y que difícilmente se dan cuenta? Vamos hablar de cuatro heridas:

1. EL MIEDO ES UNA,

2. RESENTIMIENTO ES OTRA,

3. LA TERCERA ES LA PEREZA, pero no cualquier pereza, sino un tipo de des motivación profunda,

4. Y EL EGOÍSMO, son tipos de heridas profundas.


Ahora pasemos al segundo caso: RESENTIMIENTO, muchas personas no se dan cuenta del resentimiento que llevan adentro, hace algún tiempo, la palabra favorita era “NORMAL”, ¿cómo estás? Bien, normal, todo era normal, la familia, los amigos, el trabajo, la vida, todo era normal.


Pero el RESENTIMIENTO es mucho más difícil de reconocer, porque, casi siempre para reconocer el resentimiento en una persona, hay que pedirle o esperar a que haga algo, por ejemplo, preguntarle a alguien, ¿a quién le quisieras dar un fuerte abrazo? A x persona, y luego le pregunta uno y ¿a tu papá te gustaría darle un abrazo? NO. Allí hay una señal, hay personas que tienen heridas, pero están sepultadas por capas y capas, dolores y racionalizaciones que están escondidas bajo capas en que están escondidos muchos dolores, especialmente dolores familiares; dolores por lo que me hicieron, dolores por las ausencias.


Un gran porcentaje de personas tienen heridas muy dolorosas por lo que les hicieron, abusos físicos, abusos verbales; pero muchas más personas tienen heridas no tanto por lo que les hicieron, sino por las ausencias, es impresionante cuando llegan esos momentos de oración intensa, sobre todo en jóvenes, de oración profunda y a veces la gente empieza a llorar, pero a llorar con un sentimiento impresionante y cuando uno se acerca con respeto a esos llantos, uno se da cuenta que la persona tiene un dolor, pero un dolor viejo, muy viejo, un dolor que trae de muchos años atrás (ej. el papá siempre ausente…).


Aparentemente si ustedes lo ven, parece un joven alegre, entusiasta, emprendedor, dinámico, amigable y ustedes no notaría que por dentro traiga una herida tan grande y tan profunda, porque no se ve, es una herida por dentro y a ese tipo de herida escondida ¿cómo le llamamos? Pues una especie de RESENTIMIENTO, a veces los resentimientos específicas, un papá, una mamá, un novio o novia que se tuvo, con quien le hizo buling en el colegio, son resentimientos específicos; pero hay personas que tienen dolores más generales, porque la vida, así como se oye la vida ha sido injusta con ellos, y van acumulando una especie de resentimiento social.


Un caso muy resiente, el atentado de Walmart en el paso, de una persona muy resentida contra los latinos y más concreta mente contra los mexicanos, y bueno, uno espera una explicación del porque este hombre hace eso; este muchacho tiene resentimiento con la vida, con la sociedad, con el racismo y cómo empezó ese resentimiento con la sociedad, pues tal vez porque tiene una acumulación de frustraciones especialmente afectivas y él sentía la necesidad de mostrarle a la sociedad que él estaba mal, que sentía una herida muy grande, por dentro, pero eso no se ve, y esto sirve para ilustrar el punto que estamos tocando o diciendo, hay personas que están acumulando muchas cosas, entonces uno tiene esa clase de dolores y uno mismo no se da cuenta.


Hay un problema muy grande con el tema del RESENTIMIENTO, y es que, lo mismo que el miedo, es una cosa que te gobierna, pero tú no te das cuenta, y el problema es que tú no sabes que llevas ese cargamento sucio dentro de ti, y si te casas, llevas ese cargamento a tu nuevo hogar, o a donde vayas. Por ejemplo, una persona que tenga un fuerte resentimiento con su papá, le va a aflorar cualquier tipo actitud, de egoísmo, de homosexualidad, agresividad o no sé qué otro tipo de patrología. (El matrimonio no es una terapia, para arreglar las cosas).


Lo mejor que uno puede hacer es sacar a luz estas cosas, y sean sanadas, porque si no, quién sale ganando en este tipo de problemas en el matrimonio, son los abogados especialistas en divorcios.

(La pareja no puede creerse terapista, yo lo voy a cambio…, no. El matrimonio no es para cambias las cosas.


Hay quienes dicen que los sacerdotes se casen, tampoco, porque una mujer no es la solución, el matrimonio no es una terapia. O la mujer que le dicen la multitud de defectos de su pareja y ella dice que lo va a cambiar, eso es una tontería, porque el matrimonio no es una terapia; el matrimonio es algo muy bello, estoy absolutamente en favor de la familia, por supuesto que sí, y además admiro la vocación de los que se casan, eso de decir uno voy a tener suegra, eso requiere una fuerte dosis de valor.


La gente por supuesto que está llamada al matrimonio, solo requiere una cosa, que tengas en cuenta de que tú llevas tu cargamento emocional y ten conciencia de que tu pareja lleva también su propio cargamento; pero la gente no toma en cuenta esto, después todo va saliendo, porque todo, absolutamente todo sale, tarde o temprano todas las fachadas, todas las máscaras, todas las apariencias que la persona quiso ponerse como máscara, como fachada; pero si la pareja que se va a casar no está en Dios, no hay nada que le ayude a desenterrar este tipo de resentimientos, que encontrarte y enfrentarte con el Señor.


La clave es que tú tengas un novio o una novia que real y verdaderamente crea en Dios, porque una persona así tiene muchas más posibilidades de sacar ante Dios, que es el que si puede sacar y sanar todos esos cargamentos y heridas emocionales.

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P. Rodri





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