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TEMPLOS DE DIOS

TEMPLOS DE DIOS

Somos templo de Dios o somos plaza de mercado, o lo uno, o lo otro; en realidad no es el templo físico, material, aunque él representa el templo de Dios, que es cada uno de nosotros, pensémoslo de esta forma

Jesús entra en tu vida a ordenarlo todo, a poner en orden todo, porque sin Jesús todo está hecho una plaza de mercado; qué sucede en un mercado se negocia, se compra, se vende, eso es lo que sucede; y qué sucede en un templo: se ora, hay encuentros con él, encuentros con uno mismo y con los hermanos.

Y tu vida y mi vida puede ser o un templo de encuentro, o un mercado de negocios; y a dónde quiero llegar… cuando uno pone en venta o pretende comprar lo que no se puede comprar se convierte en una plaza de mercado; o dicho de otra manera, cuando uno pretende negociar lo que no es negociable, se convierte en una plaza de mercado.


Cuando usted y yo ponemos en venta lo que no es negociable, ya no somos el templo de Dios, ya nos convertimos en plaza de mercado. La pregunta es: ¿qué has estado negociando en tu vida, que no es negociable? Cuando está claro que yo no soy plaza de mercado, que yo soy templo de Dios; dice San Pablo en su carta a los Corintios: ¿A caso no saben que son templo del Espíritu Santo? ¿Cuándo se nos olvidó que somos la mansión de Dios, la casa de Dios, el templo de Dios?


Enumero 7 cosas que terminamos negociando y que no se deben negociar y que cuando negociamos, nos des configuramos, se desbarata, se estropea el templo de Dios, se hace del templo de Dios, una plaza de mercado.


1. Primera, a razón de las redes sociales y los medios masivos de comunicación es muy curiosos que se nos ocurrió negociar LA INTIMIDAD y nos volvimos publicadores de todo, lo publicamos todo, a tal punto que somos capaces de desnudarnos, fotografiarnos y publicarnos y cuando un ser humano se desnuda, se toma una fotografía y se publica, sin ningún escrúpulo, es porque negoció su intimidad y negociando su intimidad dejó de ser templo y se convirtió en plaza de mercado, dejó de ser sagrado y se convirtió en mercancía…

Hay un pedacito de uno que nadie tiene que saber y que se llama intimidad, hay cosas que solo son para mí, hay cosas que me pertenecen solo a mi, hay mensajes, hay palabras, hay secretos que yo no tengo porqué revelar ni difundir, que son enteramente míos.


Parece ser que esta soledad tan absurda hace que los seres humanos lo publiquemos todo para ser conocidos, pero no hay ninguna razón para negociar la intimidad; la intimidad no se vende, no se compra, no se negocia.


2. LA DIGNIDAD: cuando usted negocia su dignidad, porque cuando usted negocia su dignidad ya se puso precio y usted tenga la completa seguridad que usted no tiene precio, ¿qué es la dignidad del ser humano? Eso, que no tiene precio, eso es la dignidad del ser humano; y cuando una persona se deja mancillar, se deja dañar, se deja explotar, se deja manipular simple y llanamente por cosas materiales o por dinero, es porque terminó negociando su dignidad y cuando una persona se dejar comprar y se pone precio, dejó de ser templo y se convirtió en plaza de mercado; hemos escuchado en todos los ambientes ¿cuánto vale usted, cuánto vale su silencio, cuánto vale su testimonio, cuánto vale su cuerpo? Ni mi silencio, ni mi testimonio, ni mi cuerpo están en venta, no tienen precio.


3. EL DESCANSO Y EL DELITE: hoy todos vivimos a las carreras, hoy la prisa tiene el poder de enfermarnos, creemos que si no producimos, no valemos y muchas veces negociamos el descanso, la salud y el disfrute por unos pesos más; qué sentido tiene que usted y yo terminemos comprometiendo el descanso, el disfrute y la salud por unos pesos más, después esos pesos no serán capaces de reponer o restituir ni el descanso, ni salud, ni el disfrute. Que hay que trabajar, correcto, pero que eso no comprometa tu salud, tu descanso y tu disfrute.


4. LA PAZ: no está en venta ni vamos a negociar la paz y ojalá ustedes, esta noche tomen conciencia de esto, no admitan nada que les robe la paz; así lo sea tu propio esposo o esposa, o tu mismo hijo; les voy a dar una pequeña clave para que usted no negocie la paz. Si hay algo que le esté robando la paz y usted infortunadamente la está negociando y está dejando de ser templo para convertirse en una bulliciosa plaza de mercado, les doy este pequeño consejo, si algo o alguien te roba la paz, tienen dos caminos: primero, RENUNCIA a ese algo o a ese alguien, se puede renunciar; segundo camino RECONCILIATE con ese algo o con ese alguien, o renuncias o te reconcilias, pero no te quedes, pero no te quedes en el punto medio, porque terminarás negociando un bien precioso del espíritu que se llama la paz, o renuncias o te reconcilias pero no permitas que nada ni nadie te asalte o te robe la paz interior.


5. LA AUTONOMIA: ¿Cuándo negocias tu autonomía? Cuando te dejas influenciar por el mundo y ya tus decisiones no son desde la voluntad de Dios, sino desde el drama y la tragedia de un mundo que predica anti valores. ¿Por qué si eras una persona de principios, de valores y de virtudes, por qué cambiaste y abandonaste esos principios? Porque te dejaste influenciar de aquellos amigos y que a la hora de la verdad no son amigos; porque te dejaste contaminar por el medio, que a la hora de la verdad, no te aporta nada, por favor, no negocies tu autonomía, no te dejes influenciar, cuida y protege los principios, los valores y las virtudes con que fuiste educado. Los principios, los valores y la virtudes no se negocian…


6. LOS SUEÑOS: seguramente muchos de los que estamos aquí, por no decir todos, tenemos unos sueños y unas ilusiones, una metas que alcanzar, unos objetivos que lograr, unos sueños que realizar, la persona que sabe que es templo de Dios, no negocia sus sueños, porque Dios tiene poder para hacer muchísimo más de lo que tú estás soñando, porque tú fuiste echo para cosas grandes y no dejes de soñar en grande… por eso ni los sueños ni la esperanza se pueden negociar.


7. Y termino, ¿qué otra cosa no se puede negociar? LA FAMILIA: enamorémonos cada vez más de nuestra familia y aunque tengamos muchas diferencias, muchos desencuentros, la familia ni se niega ni se negocia; yo conozco ex amigos, exnovios, excompañeros, pero no conozco exhermano(a); un amigo podrá algún día dejar de ser tu amigo, pero tu hermano nunca jamás dejará de ser tu hermano… el padre, la madre, el hermano, son para todos la vida. Dejemos entrar a Jesús para que nos conceda la Gracia de saber entender el valor de cada cosa… así sea

P. Rodri



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