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CICLO DE SANACIÓN INTERIOR La primera de seis partes

CICLO DE SANACIÓN INTERIOR 1 de 6

Buenas noches a todos, voy a compartirles algunas cosas antes de empezar, vamos a iniciar un ciclo que llamamos sanidad o sanación interior, y los vamos a vivir durante los siguientes cinco jueves y sería muy bueno que las personas que hoy comienzan este ciclo, lo pudieran vivir sin interrumpirlo, hasta el final, es decir, que puedan hacer los cinco jueves de sanación interior, agregando este primero que aprovecho, esta hermosa fiesta de Pentecostés, puesto que todo gira en torno suyo.


¿Por qué este interés tan grande de la sanación interior? Porque, aunque nosotros somos SERES INTEGRALES, y somos físico-espirituales, pero más allá de la piel y de los órganos, nosotros contamos con una área sentimental, emocional, relacional, histórica, psíquica, psicológica; entre otras dimensiones.


Contamos además con etapas vividas desde el momento de nuestra fecundación, pasando por la gestación, continuando con el nacimiento y así sucesivamente y en esas etapas se generaron muchas heridas en las áreas: psíquica, emocional, sentimental, espiritual, y vamos a hacer el ejercicio en este día de comenzar esa sanación en el Señor, el único que nos puede sanar, el único que nos acompaña, a esos momentos de la vida donde se causaron traumas, heridas, complejos, miedos, aflicciones, pero el único que nos puede sanar, es el Señor.


Dios nos quiere sanos, la enfermedad NO ES UN QUERER DE DIOS, pero la permite, a la condición vulnerable de cada ser humano, ¿Lo permite? SI, pero NO ES SU QUERER; así que voy a compartirles algunas claves, antes de comenzar este hermoso ejercicio de la sanación interior:

1. LAS HERIDAS LAS CURA EL AMOR, el amor de quién, EL AMOR DE DIOS, y por eso estamos aquí reunidos para beber de la fuente del amor de Dios, en la persona adorable de su Hijo nuestro Señor Jesucristo; las heridas la cura el amor de Dios.


2. LOS CURADOS SANAN, LOS HERIDOS HIEREN, no esperen de una persona herida, sanación, porque los curados sanan y los heridos hieren, por eso estamos aquí, buscando la sanidad en el Señor, y no solo para usted, sino para procurar la sanción de los suyos, porque usted curado, sana; pero usted herido, hiere; significa que una persona herida no sabe sino, herir a otros. Es muy probable que usted muchas veces se interrogue ¿Por qué soy tan duro, tan dura? ¿Por qué reacciono así? ¿Por qué agredo con tanta facilidad al otro?, va a encontrar la respuesta en esto: es muy probable que usted sea así, porque está herido; pero cuando usted reciba la sanación, curará a otros, pero mientras esté herido, herirá a otros…


3. Vamos a PONER EN NUESTRAS HERIDAS EL BÁLSAMO DEL ESPIRITU SANTO , lo vamos a poner en cada herida, y lo vamos a imaginar, la imaginación juega un papel muy importante en la vida espiritual, porque nos imaginamos el Espíritu de Dios, como un bálsamo, como un aceite suave que se derrama sobre cada herida y la sana.


4. La sanación interior TRAERÁ PAZ A TU VIDA, tu sanación va a producir en ti una paz integral, un equilibrio, una armonía, una serenidad muy grande.


5. INVITAREMOS A LA ESPERANZA, que será el sol que ilumine todas nuestras áreas, tenga la esperanza de que el Señor lo va a hacer en su vida, el sol de la esperanza que ilumina todas las áreas de tu vida.


6. VAS A APRENDE A ACEPTAR, todos los sucesos del pasado, no vas a negar ninguno, ni a esconder, no vas a ocultar ninguno, no vas a enmascarar ninguno por más doloroso que sea; todos los sucesos que produjeron dolor, los vamos a aceptar, y los vamos a poner en el escenario de la oración. Incluyendo el acontecimiento más doloroso, ese del que tú no quisieras tener ni el más mínimo recuerdo, ese también tiene que sanar.


7. El Señor Dios, va a estar aquí con nosotros, haciendo su obra, PERO NECESITAMOS FE, UNA FE INQUEBRANTABLE, que el Señor lo quiere hacer, lo sabe hacer, y lo puede hacer; decimos todos: Señor, yo creo, que tú puedes hacerlo, que tu sabes hacerlo, que tu quieres hacerlo.


Espíritu Santo, te necesitamos en esta noche más que nunca, necesitamos tu unción, tu fuerza, tu gracia, tu poder, tu presencia, necesitamos tu guía, tu consuelo, tu defensa; Espíritu Santo, hoy invocamos tu presencia en nuestra vida, y tu dulce operar, para que realices en cada uno de nosotros, la obra de la sanación interior, nuestro corazón se abre a tu obra perfecta.


Ven, Espíritu Divino manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.


Ven Espíritu Santo e ILUMÍNALO TODO, SÁNALO TODO, y con tu bálsamo de amor, cierra las heridas más profundas, cierra las heridas más añejas; cierra toda herida en esta noche y trae para nosotros, la salud interior, Espíritu Santo ven…, ven a este primer jueves de sanación interior, y a los siguientes jueves que viviremos asistidos por tu gracia. Espíritu Santo, así como descendiste sobre Jesús, en el Jordán, cuando fue bautizado por Juan, así ven y desciende sobre todos nosotros, desciende sobre nuestra conciencia, ven a nuestra vida interior: a nuestra área psíquica, espiritual, mental, sentimental, emocional.


Ven Espíritu Santo y visita junto con nosotros cada etapa de nuestra vida, cada momento de nuestra historia personal; ven e ilumina el sótano de nuestro ser y con tu luz, acláralo todo, y con tu gracia, bendícelo todo, y con tu amor, redímelo todo, y con tu unción, SANALO TODO, ven Espíritu Santo ven… (canto).


En este momento, en esta primera sesión de sanación interior, te invito a que sigas esta oración mentalmente, no te vayas a perder, por favor, es muy importante que la digas, mentalmente, porque vamos a invitar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, a la Trinidad entera, para que desde esta misma noche, comienza la obra de sanarnos por dentro, y si lo puedes vivir en tu visita al Santísimo, hazlo, adquiere mayor fuerza y seriedad, no te distraigas, hazlo con una fe inquebrantable, aistido(a) por el Espíritu Santo:


Padre de bondad, te bendigo, te alabo y te doy gracias, porque por tu amor, nos diste a tu Hijo Jesús. Gracias Padre, porque a la luz de tu espíritu comprendemos que ERES LA LUZ, la verdad y el buen pastor, que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.


Hoy Padre, me quiero presentar delante de Ti como tu hijo, tú me conoces por mi nombre, pon tus ojos de Padre amoroso en mi vida, tú conoces mi corazón y conoces las heridas de mi historia; Tú conoces todo lo que he querido hacer y no lo he hecho, conoces también lo que hice o me hicieron, lastimándome, Tú conoces mis limitaciones, mis errores, mis pecados; conoces mis raumas y complejos de mi vida.


Hoy Padre, te pido que por el amor que le tienes a tu Hijo Jesucristo, derrames tu Santo Espíritu sobre mí, para que el calor de tu amor sanador, penetre en lo más íntimo de mi corazón, tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas, sáname, aquí y ahora mi alma, mi mente, mi memoria, todo mi interior, entra en mí, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos, llenos de miedo, tú que te apareciste en medio de ellos y les dijiste: la paz esté con ustedes, entra en mi corazón y dame tu paz, lléname de tu amor, yo se Señor, que el amor echa fuera el temor, pasa por mi vida y sana mi corazón.

Yo se Señor Jesús, que tú lo haces siempre que te lo pido, y te lo estoy pidiendo en esta noche, con María mi madre; Señor Jesús, cambia mi corazón, como cambiaste el agua en vino, en aquellas bodas de Caná, y dame un corazón generoso, un corazón amable, un corazón bondadoso, un corazón nuevo; Señor Jesús, haz brotar en mí los frutos de tu presencia que son: amor, alegría y paz.


Señor Jesús, haz que venga sobre mí el Espíritu de las bienaventuranzas, para que busca saborear y buscar a Dios cada día, libérame en esta noche de complejos y traumas; que yo pueda vivir con los demás, con mi familia y con mis hermanos, en alegría amor y paz. Te doy gracias por lo que ya en esta noche estás haciendo en mi vida. Sana, Señor mi mente, sáname de todo pensamiento enfermizo, morboso, pesimista, negativo, pretencioso; sana mi corazón de todo sentimiento maléfico, malicioso; sana mi voluntad de todos deseo perverso; libérame, porque también me sanas liberándome y en esta noche te pido que me liberes de todo vicio, de toda manía, de toda adicción, de todo apego enfermizo, de toda relación dañina, sáname, Señor liberándome.


Rompe, Señor toda atadura y toda cadena, abre las puertas de toda prisión y dame las llaves de la libertad; gracias, Señor por la obra que estás operando en mi vida y en la vida de mi familia; también para ellos, Señor, pido en esta noche, la sanación interior, y la libertad interior. Te albo y bendigo, te glorifico y te exalto, honro tu nombre por los siglos de los siglos. Amén. (Canto).


Esta es la fiesta de la fuerza y el poder de Dios, actuando a través de su Santo Espíritu en nosotros, especialmente en aquellos, que le permitan actuar... Feliz Fiesta de Pentecostés...

P. Rodri





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