HOMILÍA DE FIN DE AÑO 2019
31 de diciembre es un día que nos obliga a hacer balances, las empresas cuando llega el final de año, hacen sus balances, muchas personas revisan también sus estados financieros, también por esta época, te hago una pregunta, ¿Sabes cómo hacer un balance de tu vida cristiana?
Los contadores saben cómo hacer los balances financieros, fundamentalmente se fijan en lo que se llama EL ACTIVO y EL PASIVO, el patrimonio; seguramente hay varias formas de hacer balances, cuando se trata de nuestra vida de fe, hoy te quiero hacer una propuesta, tres cosas que nos pueden interesar a nosotros como cristianos, para hacer nuestro balance:
¿Qué tengo?
¿Qué he ganado?, y
¿Qué he perdido?
Lo que sucede, es que la lógica de Dios es distinta a la lógica del mundo, y por eso cuando nosotros pensamos en LO QUE TENEMOS, según la lógica del mundo, pensamos en lo que hemos acumulado; en cambio, cuando nosotros pensamos en LO QUE TENEMOS, SEGÚN LA LÓGICA DE DIOS, es más bien aquello que hemos entregado, lo que hemos dado para servicio de Dios y para bien del prójimo, y eso es lo que realmente tenemos; y les digo otra cosa aún todavía más paradójica, y es que si recibes mucho agradecimiento y mucho reconocimiento y mucho aplauso, casi que pudieras preocuparte o entristecerte, porque resulta que cuando damos y no nos pueden pagar en la tierra, podemos estar seguros que hemos hecho un depósito allí, donde no hay ladrón que robe, ni polilla que carcoma o corroa, o sea que lo que en verdad tenemos es aquello que hemos entregado, especialmente, si no nos lo han agradecido.
Ahora hablemos de LAS PERDIDAS, ¿Qué es lo que realmente hemos perdido? Uno puede pensar que una pérdida, son los seres querido que han muerto, uno puede pensar en los problemas económicos; pero desde el punto de vista cristiano, lo que nosotros hemos perdido, SON OPORTUNIDADES, recordemos la historia de aquel joven rico, que por un momento tuvo toda la mirada y todo el corazón de Jesús allí, allí, pero aquel mucho perdió aquella oportunidad, se fue, le dio la espalda a Jesucristo, porque estaba más apegado a “sus cosas”. Entonces tenemos que preguntarnos, ¿qué es lo que hemos perdido, buscando cuáles son esas oportunidades, que la Gracia de Dios nos ha dado que hemos dejado pasar?
P. Rodri
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