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PERDONAR AL OTRO

PERDONAR AL OTRO


Perdonar es sanar, porque el rencor enferma de tristeza, de miedo y resentimiento y te vuelve egocéntrico; reflexiona en que vas a morir y todo ese remordimiento y resentimientos, no tienen ningún sentido frente a esta realidad, en la vida como en la muerte somos de Dios, es decir del amor. El perdón tiene que ver con el amor y lo imperdonable, hay un abismo entre lo que yo le debo a Dios, y lo que el hermano me debe a mí.


Como dijo Mandela, el día que fue liberado: “Si no dejo atrás la ira y los odios, seguiré siendo prisionero”, el rencor no produce alegría y Dios quiere que seamos alegres y felices, y para eso es el perdón.


¿Cómo perdonar a alguien que mi hizo tanto daño?


Primero: Es una decisión, no egocéntrica, pero si pensada desde mi amor propio, porque perdonando, el mayor beneficiado soy yo, que estoy tomando esa decisión, así que hermanos, entendamos que perdonar es una decisión que nos beneficia a quienes elegimos la misericordia y el perdón.


Querer perdonar, curiosamente parece obvio pero no lo es, hay quien dice que no es capaz de perdonar, pero a la hora de la verdad, no es que no pueda hacerlo, sino que no quiere hacerlo, porque está disfrutando de darle vueltas y vueltas a ese hecho que le generó tanto sufrimiento y le hizo tanto daño, y les gustó darle tantas vuelves y vueltas a ese suceso porque les hace sentir víctimas, y que disfrutan de eso.

Sin caer en el egocentrismo, el perdón te pone a pensar en ti, porque el primero que se va a sanar dando el perdón eres tú.


Segundo: Que tú quieras perdonar, que no sigas disfrutando, de darle vueltas y vueltas a ese suceso que te hace sentir una víctima.


Tercero: Recuerda, Lo que no se acepta, no se resuelve.

Siempre que usted este peleando con una emoción, con un sentimiento, con un mal recuerdo, significa que usted no es capaz de dar el paso al perdón, porque mientras no acepte la emoción y sentimiento, no será capaz de liberarlo, de sanarlo, recuerde esto, siempre que peleamos con ese algo, o con ese alguien, se nos vuelve el enemigo más grande, llamado también “Ley de la no resistencia”, si acepto resuelvo, y si pelo no resuelvo; no se resuelve peleando con la situación, se resuelve aceptando y abrazando la situación.


Cuarto: Renuncio a que las cosas hayan salido como yo no las había pensado; renuncio, yo creí que esa persona me iba a tratar de tal manera; yo creí que esa persona ayudar…; yo creí que esa persona iba a estar conmigo…; renuncio a que las cosas hayan salido de manera diferente a como yo o las había pensado, diseñado o imaginado.


Quinto: Es bueno decirle al otro, contarle al otro, mi dolor; es muy sanador, que el otro se dé cuenta, que me hirió, me lastimó, que estoy lastimado y dolido, y esa manera de expresar mi dolor frente aquel que mi hirió, es muy liberador, demasiado liberador, porque es posible que usted este muy lastimado, y el que lo lastimó no se dé por enterado, eso duele y duele más; y si duele más, produce más resentimiento; y si produce más resentimiento, produce más rencor; entonces yo tengo derecho de decirle al otro que estoy herido, que estoy lastimado, y pueda que al otro no le importe, pero a mi si me importa mucho decirlo, porque lo libero también a él o a ella, y pueda ser que el otro caiga en la cuenta del daño que me hizo y busque reparar el mal que me causó.


Vamos, pues a hacer este ejercicio de perdonar a los otros, primero para sentirnos mejor, porque Dios quiere que nos sintamos mejor; y segundo para aprender a darle vuelta a la página; nosotros leemos el libro dándole vuelta a la página, no devolviendo las paginas; entonces también en la vida, es muy sanador pasar la página y no quedarnos patinando eternamente, en una situación que tenemos que aprender a superar y a dejar marchar.


Mi Jesús Sacramentado, mi dulce amor y mi consuelo (3) Espíritu Santo (3)

Pidamos al Espíritu Santo que nos regale en esta noche la gracia de perdonar a quienes nos han hecho daño, para tener salud integral, salud emocional:

Te pedimos las gracias de perdonar a aquellos que nos han lastimado o herido, para que también nosotros podamos ser perdonados, dice Jesús, enseñándole a sus discípulos a orar, así también vuestro padre celestial hará con vosotros cuando aprendáis a perdonar de todo corazón, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.


Espíritu Santo, regálanos en esta noche la gracias del perdón para que también nosotros podamos perdonar y no importa que no podamos olvidar, pero que a la hora de recordar, lo podamos recordar sin dolor, sin resentimiento.


Espíritu Santo, regálanos la gracia de perdonar, para que se nos quite todo mal estar espiritual, quítame toda amargura, enojo, ira, gritería. Mira todo lo que hace el Espíritu Santo, cuando tú lo dejas ser en ti, cuando no lo amordazas, cuando no lo cohíbes, cuando le das plena libertad de ser lo que sabe ser y de hacer lo que quiere hacer en tu vida; te da la gracia de perdonar, y dándote la gracia de perdonar, te hace feliz, te da la paz, te da salud integral, te dispone para que recibas el perdona de Dios, hace que tu oración sea escuchada y por supuesto eficaz; te quita todo malestar espiritual.


Te voy a pedir que cierra tus ojos y deja que ese Espíritu actué en ti, ahora vas a reunirte mental, emocional y espiritualmente, con aquella o aquellas personas que te han hecho daño en la vida, y que no has logrado perdonarlas; a las que ya perdonaste, no las traigas en este momento, solo trae a aquellas que no has logrado perdonar, que todavía te causa dolor, que todavía te hiere, te lastima, te hace sentir mal, por aquel suceso, no importa si sucedió hace ya mucho tiempo.


Estás reunido con esa o esas personas, o tal vez con una en particular, no pierdas de vista la imagen de esa persona, estás frente de ella, te duele y te cuesta estar allí, te duele y te cuesta que estén allí…


Ahora, no vas a pensar en ellas, vas pensar en ti, y ¿Qué vas a pensar de ti?, que necesitas solucionar el dolor, la aversión, la molestia que te produce, porque el primero que va a recibe el veredicto de ese perdón serás Tú, no pienses en esa personas, piensa en ti, y sólo en ti: que tienes que liberar en esta noche, en este momento ese dolor, ese dolor será tristeza, amargura, confusión interior, molestia.


Luego decide no volver personal lo que esa persona te hizo, escucha esto: lo que te hizo o te hicieron, no es porque tú seas lo que eres, lo que te hizo o te hicieron, es por lo que esa persona es o son, por eso, decide no volverlo personal, el problema no es tuyo, el problema es de él o de ella, que se portó de esa manera contigo, significa que te desenganchas de lo que te hicieron, porque lo que te hicieron no es consecuencia de lo que tú eres, sino de lo que los otros son.


Luego, esta vez te vas a poner en su lugar, y leyendo su historia, comprenderás porque actuó así, esa persona. Usa contigo el plan MISERICORDIA, para ponerte en los zapatos de esa persona, en el lugar suyo, ten la certeza que actuó con influencia de sus razones, por su educación, por su crianza, por sus raíces familias, por las circunstancias que la han rodeado a esa persona.


Siguiente: no vas a responsabilizar a esa persona de lo que estas sintiendo, tú lo tienes que solucionar, o que, lo que tu estas sintiendo no es responsabilidad de nadie, no más culpables, tu soluciona la sensación que tienes…; ahora toma esta decisión: no pienso más en esto, no hables mal de esto, no juzgues más esto, no alimentes esta sensación, pensado, hablando, o juzgando la situación o la persona.


Siguiente: decido ver a esta personas, con los ojos de Dios, no pretendo cambiarla, sino que decido cambiar mi manera de verla, luego, creo que si Dios en Jesús ya perdonó a esa o esas personas, también lo haré yo, y finalmente, oro por esa persona, la pongo a los pies de Jesús Sacramentado, para adoptar la postura de Jesús crucificado: “perdónales, porque no saben lo que hacen”, Señor te pido, por todas esas personas que me han hecho daño, que me han ofendido, entorpecido, frustrado en muchas situaciones de mi vida personal; las personas que han murmurado, que han hablado mal de mí, en tu nombre, Señor, perdono a todo aquel que ha lastimado o herido mi corazón, que ha herido o lastimado a los seres que más quiero, y lo encomiendo, Señor, a tu infinita misericordia para que la Sangre bendita de tu Hijo, los cure y libre de todo mal.


También oro por mis victimarios, bendigo a quienes me han maldecido y le deseo el bien a todo aquel que me haya perseguido, Señor, te entrego en esta noche, a todas las personas que me han hecho daño, y en tu nombre les perdono ahora y para siempre, amén, amén, amén.

P. Rodri




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