1 Reyes 19, 16b. 19-21.
Lucas 9, 51-62
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: "Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?" Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.
Mientras iban de camino, le dijo uno: "Te seguiré adonde vayas." Jesús le respondió: "Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza."
A otro le dijo: "Sígueme." Él respondió: "Déjame primero ir a enterrar a mi padre." Le contestó: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios."
Otro le dijo: "Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia." Jesús le contestó: "El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios."
LLAMADOS A SEGUIR A CRISTO
Este domingo es especial y vamos a ver por qué.
En la primera lectura, del primer libro de los Reyes, hemos escuchado cómo el profeta Elías es enviado por Dios, para ungirlo como profeta a Eliseo. Éste estaba arando, haciendo su labor cuotidiana. Elías pasó por su lado y le echó encima su manto; Con este gesto, Dios llamó a Eliseo, para algo más grande, más sublime, para ser profeta, para ser porta voz de la voz de Dios, su emisario, su mensajero, le da la inmortalidad a su vida mortal.
Dios también pasa por nuestro lado y nos echa encima el manto, símbolo de una elección y de un envío. A veces, en las cosas más ordinarias de nuestra vida, como a Eliseo cuando estaba arando, Dios se acerca a nuestra vida y nos susurra al oído: sígueme. Pero esta invitación de Dios espera de nuestra parte una respuesta. Eliseo, después de la invitación que Dios le hizo, por medio de Elías, mató a los bueyes, hizo fuego con los aperos de labranza, asó la carne y dio de comer a su gente. Después se despidió de ellos, se levantó y se marchó con Elías. De este modo, Eliseo no dudó en responder a la llamada de Dios.
Y, por su parte, en el evangelio, es Jesucristo el que llama, Y cuando Jesús le dice a alguien: "SÍGUEME”, esa persona responde: "Permíteme que vaya a enterrar primero a mi padre", y Jesús se muestra intolerante, y a nosotros nos puede parecer muy extraña esa reacción de Jesús; si este hombre sólo le dice, voy a enterrar a mi papá, ¿qué tiene eso de malo? pero Jesús le dice: “Nada de eso, solo deja que los muertos entierren a sus muertos”.
Pero aquí hay que hacer una aclaración: cuando este hombre le dice "voy a ir a enterrar a mi padre", no es que acabara de morir su papá, no es eso; esa, solo es una expresión que existe en el arameo y en el hebreo, y que lo que quiere decir es: "Voy a esperar a que mis padres mueran, y cuando ellos mueran, y yo los haya enterrado, entonces, vengo y te sigo y te sigo".
Y entonces Jesús lo que le está diciendo es: "pues de aquí a que tus padres mueran, y arregles eso de la herencia y todo lo que suceda, y luego tú quieras seguirme, ya se hizo tarde. Es decir, lo que en el fondo Cristo, está diciendo es: “El evangelio merece tu respuesta hoy, ahora, el mañana es incierto; si le vas a decir "SI" al Señor, debes decirle “QUE SI", en este momento".
Y otro, también dijo: "Voy primero a despedirme de mis padres", pero a Jesús no le parece suficiente: "El que empuña el arado, y mira para atrás, no sirve para el reino de Dios".
¡Qué palabra tan dura! Pero demuestra algo importante: que Cristo no se puede comparar con nada, que la oferta de Cristo no tiene comparación alguna. Porque claro, el que dice que tiene que despedirse, está diciendo que tiene que comparar; el que dice que tiene que despedirse, está poniendo a un lado de la balanza lo que Cristo ofrece, y en el otro, lo que tiene.
Pero el seguimiento de Cristo es para todos, no solo de los consagrados, no es exclusivo de nadie, Dios no le ha vendido a nadie los derechos de exclusividad, a nadie, por eso, nadie puede arrogarse este privilegio, que sólo Dios nos puede dar, porque el llamado de Dios: ES DE TODOS Y PARA TODOS.
Así es que, todos tenemos ocasión de vivir este ministerio del seguimiento del Señor: los religiosos y los seglares, los sacerdotes y los laicos, los niños, los jóvenes, los adultos, los ancianos, los enfermos, los casados, los solteros, todos.
Imaginémonos UN MÉDICO que quiera ser completamente fiel a Cristo, él también tendrá que pasar por la cruz. Por ejemplo, resulta que si un médico se niega a realizar un aborto, en algunos países y también en ciertas circunstancias aquí en México, puede ser penalizado, y eso es pasar por la cruz.
Imaginémonos UN POLÍTIO que quiere servir al pueblo con total transparencia y honradez, encontrará muchos enemigos y tal vez verá su popularidad disminuida, porque mucho de la popularidad consiste en promesas falsas, como todos lo sabemos, y consiste en alianzas turbias, como también lo sabemos.
UN BUEN PAPÁ tendrá que realizar muchísimos sacrificios, años y años de desvelos, y muchas veces el único pago son unos hijos que ni siquiera e acuerdan de levantar el teléfono para llamar. Así que la cruz es para todos, Jerusalén es para todos, el cielo es para todos y el seguimiento de Cristo es para todos.
¿Que es difícil hacer UN VOTO de castidad o de la pobreza? Sí, es difícil, puede ser extremadamente difícil en algunos momentos de la vida, pero también nos dice San Pablo que el que opta por el Señor, el que se queda con Dios se ahorra una cantidad de problemas, por ejemplo, no tenemos suegra.
Todos estamos llamados a seguir de Cristo:
La persona que pasa por UNA ENFERMEDAD, está viviendo el seguimiento de Cristo, está experimentando la cruz del Señor. En su soledad, en su dolor, puede decir perfectamente lo que decía San Pablo: "Estoy crucificado con Cristo". Quien así hablara estaría repitiendo las palabras de San Pablo: "Completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo".
Dejarlo todo para seguir a Jesús no es algo exclusivo de personas consagradas; es algo que pueden y debemos hacer todos los cristianos. Se puede seguir a Jesús sin tener que dejar esposa, familia y casa; lo importante ser completamente libres, para seguir a Jesús, por encima de todo, en cualquier circunstancia y lugar. Lo que nunca debemos hacer, es posponer el seguimiento a Jesús a circunstancias concretas y particulares.
Este seguimiento es mucho más importante y urgente que cualquier obligación filial, por eso le dice: “Deja a los muertos que entierren a los muertos”. El seguir a Jesús como discípulo, lleva de la muerte a la vida. No basta estar bautizado, ni haber hecho la Primera Comunión, hay que estar dispuesto a seguirle a Él. ¿Cómo es tu compromiso con el Evangelio, con la Iglesia?
El llamado que el Señor nos hace, nos invita a la RENUNCIA y a la ENTREGA; porque cuando esa renuncia se hace por ideales superiores, entonces la renuncia se convierte en una verdadera entrega, pero ¿A qué es a lo que tenemos que renunciar, según el llamado que Jesús nos hace hoy?
1. A LOS APEGOS DE LOS AFECTOS FILIALES, es decir, a los lazos familiares; ¿cuándo tiene sentido la renuncia? Cuando amas, a cuántas cosas tiene que renunciar un buen papá, una buena mamá, por su hijo, y solo por amor, porque lo que le da valía a la renuncia es el amor, por eso si tú NO AMAS, no serás capaz de renunciar; ya antes les he compartido el principio de dar, a quién da poco, le cuesta mucho; a quién da mucho, le cuesta poco; pero a quien lo da todo, no le cuesta nada… Qué renuncia te está pidiendo el Señor, en este momento de tu vida…
2. Lo segundo a lo que debemos renunciar, es a ese DESEO DESMENSURADO de querer atesorar, de querer acumular, de querer enriquecernos de cosas materiales, pidámosle al Señor que nos conceda renunciar a todo eso, para ser más libres y cómo es que eso nos puede hacer más libres, pues, por una razón muy sencilla, porque por cada cosa que tú tienes, tienes UNA PREOCUPACIÓN; si tienes dos cosas, tienes dos preocupaciones, y eso te va atando, te va amarrando; pero en la medida en que tú seas capaz de renunciar a tus bienes, te abrirás a la generosidad y serás entonces, más libre.
Que esta Palabra de Dios, nos ayude a tomar conciencia, de lo que implica, seguir a Cristo; y a tomar una decisión definitiva, para no aplazar nuestra respuesta, a la invitación que Jesús nos hace, a seguirlo. Bendito y alabado sea el nombre de Jesús.
P. Rodri
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