LA TAREA DEL PROFETA
Cuarto Domingo Ordinario C
El domingo pasado nos quedábamos con la sensación del éxito de Jesús: ¡Todos los ojos de los asistentes a la sinagoga, estaban puestos en El!
Hoy, por el contrario, todas las manos parecen estar sobre El, para empujarlo y despeñarlo por una ladera. Esa escena nos trae a la memoria la cruda realidad: tan pronto te aplauden como te critican.
La persona que es o quiera ser profeta, ha de saber, o hemos de saber que no hemos venido al mundo para ser elogiados, sino para sentirnos tan en las manos de Dios, que cumplir su voluntad, debe ser la ocupación y la preocupación de todo apostolado profético. Lo demás queda en segundo plano. Agarrarse de Dios.
Probablemente, alguna vez también algunos de nosotros hemos pensado que una determinada persona, de origen humilde y sin formación especial, pueda decir o hacer cosas importantes, cosas que nosotros deberíamos considerar y tener en cuenta.
Jesús, siendo el hijo de carpintero, les dice a los de su pueblo, que se fijen en el hecho de que Dios envió a los profetas Elías y Eliseo a atender a dos personas que no eran judías: la viuda de Sarepta era de Sidón, y Naamán que era de Siria. Porque para el Dios de Jesús no tiene más valor una persona por ser judía, que un extranjero; para Dios tienen el mismo valor, la misma importancia, Dios, NOS ama a ti y a mí, a todos por igual.
Y, precisamente fueron estas palabras de Jesús, las que enfurecieron a sus paisanos de Nazaret, hasta el punto de que, echaron a Jesús del pueblo y quisieron despeñarlo, monte abajo.
1: ANTES DE FORMARTE EN EL VIENTRE, TE ELEGÍ: Hay una VOCACIÓN, Dios es el que llama, y llama a quien quiere y como quiere, así le sucedió a Jeremías, Dios lo eligió ya desde antes de nacer, cuando aún estaba en el vientre de su madre; Lo consagró profeta de los gentiles y lo envió a anunciar su palabra. Dios también nos llama a nosotros para que seamos profetas (en nuestro Bautismo fuimos configurados con Cristo Profeta) Dios llena de coraje, de valor, de fuerza, a Jeremías y le dice, cíñete los lomos; luego le dice levántate; después, di lo que te mando y cuarto, dice no les tengas miedo; te constituyo ciudad fortificada, te hago columna…; te constituyo muralla de bronce; es lo que hace Dios en la vida de Jeremías, y lo mismo hace en tu vida y en mi vida, nos llena de coraje, de fuerza, de valor, que es la capacidad para ponerle corazón a lo que hacemos.
2. CIÑETE LA CINTURA Y NO TE DETENGAS: Estas palabras indican que el profeta ha de ajustarse la túnica y ponerse en pie. Es la actitud de quien se dispone a caminar, del que comienza la lucha. Palabras imperiosas que vencen incluso la resistencia del profeta porque no le valió su objeción: ¡Ay, que no sé hablar! ¡Ay, que soy demasiado joven! Nada, nada… Dios no llama a personas capacitadas, sino que Él mismo CAPACITA a quien llama; él es quien da la luz, la fuerza y la sabiduría para la misión.
ceñirse es el CORAJE, le dice el Señor a Jeremías y también nos lo dice a nosotros: LEVANTATE, y para levantarse, también se necesita coraje; ¿para qué se necesita coraje para levantarse?, Porque CORAJE ES DESICIÓN, si recuerden aquel texto en donde Jesús le dice a un paralítico, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa, échate a andar, qué es lo que Jesús hace con ese paralítico al sanarle, le da coraje, y ese hombre sanado por la Palabra de Dios, lleno de coraje cree firmemente en lo que Jesús le está diciendo, se levanta coge su camilla y se va; pero también se necesitó coraje para que sucediera lo que sucedió con Mateo a quién Jesús le dice: levántate y sígueme y le da la seguridad para dejar la mesa de los impuestos, se levantó y siguió a Jesús y finalmente se encontró con la salvación; es decir, Jesús empodera a Mateo para para que renuncie a su supuesta seguridad y aprenda a caminar tras él. También se necesita coraje, en aquel texto del hijo prodigo que gasto todo, me levantare iré a mi padre y le diré…; tengo el coraje de pedir perdón, tengo el coraje de iniciar un proceso de conversión; y es que cuando nos levantamos es por la Gracias de quién, de Dios.
3. le dice Dios a Jeremías, DI LO QUE TE MANDO: se necesita coraje para decir lo que Dios quiere que digamos, coraje para pronunciar la palabra bendición que Dios ha puesto en nuestra boca, para eso se necesita coraje, la costumbre es maldecir y eso no cuesta ningún trabajo. El profeta es una persona que habla en nombre de Dios, está inspirado por Dios; Más de una vez tiene que decir al pueblo cosas que no les gusta y hasta podrán perseguirlo, maltratarle para que se calle. Pero él prefiere sufrir y hasta morir, si llega el caso, antes que callarse.
No es fácil anunciar el mensaje de Dios. Es duro pedir a la gente que cambie de vida. Esta es la paradoja de Jeremías: se siente con pocas fuerzas, pero sabe Dios le ha prometido su ayuda. Su palabra es potente al ser palabra de Dios, y, a la vez, impotente, ya que no puede forzar a nadie a la fe y a la obediencia. En la promesa del Señor sólo se le garantiza la asistencia y triunfo final (como en las telenovelas), pero aquí es la vida real, en que al final siempre saldrá triunfando el BIEN; pero para nada se habla de triunfalismo y éxitos rotundos, tiene que sufrir una larga travesía del desierto. Esta será también la suerte de todo mensajero hoy.
4. Dios le dice a Jeremías, NO LES TENGAS MIEGO: Nos les tengas miedo, que yo te meteré miedo de ellos, ellos serán los que te tendrán miedo a tí. Sin embargo, Dios le avisa a Jeremías de su destino y le reconforta con la promesa de que Él siempre estará a su lado: “lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte”. No se les olvide que Dios está en ti y en mí. Le dice David a Goliat, tu vienes contra mí con dardo, lanza y jabalina; pero yo voy contra ti con el poder de Dios… ¿Si Dios está conmigo, quién contra mí?
5. TE CONSTITUYO PLAZA FUERTE, COLUMNA DE HIERRO, CIUDAD FORTIFICADA: Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte. Y termina Jeremías diciendo, me sedujiste, Señor y me dejé seducir…
Y Yahvé extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: He aquí que yo pongo mis palabras en tu boca. Mira, en este día te constituyo Profeta sobre las naciones y sobre los reinos, para arrancar y destruir, para edificar y plantar...
Todos los cristianos debemos sentirnos profetas del evangelio de Jesús, cumplirlo, predicarlo y proclamarlo, aunque a veces nos cueste el desprecio o la persecución de otros. El profeta Jeremías, de hecho, tuvo que huir de su patria y murió en el destierro. El profeta tendrá que ver, entre la desesperación y la fe desnuda, que su pueblo no teme el castigo de Dios, que sus lamentaciones y elegías no sirven para nada.
6. TE CONSTITUYO COLUMNA DE HIERRO: quiere decir que ante cualquier adversidad, usted no se doble, usted no se quiebre; pase lo que pase no me quiebro, pase lo que pase no me doblo, porque el Señor me ha constituido muralla de bronce, así pase por el peor invierto existencial de mi vida.
7. TE CONSTITUYO MURALLA DE BRONCE: cuando una ciudad está amurallada, significa que no hay posibilidad de conquistarla; esto significa que a usted el mal, el enemigo no es capaz de conquistarlo; el enemigo no es capaz de conquistarme porque soy palacio de Dios. Quiere decir que quien si estamos en las manos de Dios, nada ni nadie nos puede dañar, no maldición, ni brujería, no hechizo que nos pueda hacer nada…
Para terminar, recordemos la semana pasada, no se cansen de hablar; no se desalentéis ante tanta sordera, ante tanta indiferencia, ante tanto desprecio.
Sus palabras no son baldías, no se quedarán sin encontrar eco, sin obtener una respuesta, decíamos la Palabra tiene vigencia en el tiempo. No importe el aparente silencio, al final, cuando sea, donde sea, su palabra, como esas semillas que lleva el viento, encontrará un poco de tierra buena donde echar raíces. Nacerá la hierba, brotará la flor, granará la espiga. Sigan hablando de ese Dios que nos ama, de ese Dios que perdona. En algún corazón prenderá su palabra. Está seguro y sigue, sin desaliento tu siembra, aunque sea con la voz rota.
P. Rodri
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