Miren que bueno que hagamos este aprendizaje, a partir del texto que hemos escuchado del libro del Génesis, cuenta la segunda parte de lo que le sucedió a José, ¿Quién era José?, era hijo de Jacob, y cuántos hermanos tenía, once más, en total era doce, el penúltimo de casa era José, tenía el donde interpretar sueños, Dios le había regalado ese don para destacarlo, lo que pasa es que cuando Dios le regala a un ser humano, algún don para destacarlo, sucede que sus hermanos, entre iguales les da envidia; pero cuando Dios da un don no es para suscitar envidia, sino para destacarnos y para que ese don sirve como un bien para muchos y eso fue lo que pasó con José, y cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia, ¿Qué sucede en tu casa, porqué le tienes envidia a tu hermano, por qué? ¿Porque te alejas de él? ¿ porqué hablas mal de él?
Si Dios le dio algún don para destacarlo, pues deja, que al que Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga; que el talento del otro no despierte en ti, envidia, que las cualidades del otro no despierten en ti celos, ¿por qué? Que dicha que al otro le va bien; que bien el que Señor le dio a José un don para destacarlo, un don para el bien de todos, que bien, pero no pasó así, ellos los hermanos de José, los hijos de Jacob, tenían todo el interés de deshacerse de su hermano, para que su hermano no los opacara, y lo querían matar, pero Rubén, su hermano no permite que sea asesinado y propone que mejor lo vendieran a unos mercaderes y así sucede, y José termina en Egipto, viviendo en la casa real y ya saben lo que sucedió con la mujer de Putifar le cogió ganas a José y le dice: ven pa´ca y José se resiste, y le dice que no, que él le tiene que ser fiel a su Señor, a su Dios Yavé y ella molesta porque la dejó con los crespos hechos, le levantó una calumnia y el Faraón mandó meter a José a la cárcel.
Mujeres pórtense bien, que no vayan a ser ustedes la piedra de tropiezo y escándalo para estos pobre hombres, pórtense bien, y José termina en la cárcel, pero todo conviene, y todo conviene para los que amamos a Dios; y en la cárcel también se encuentra José, con el copero y el panadero real, el pandero era el que hacía el pan en el palacio real y el copero, era el que probaba el vino para que no fueran a envenenar al Faraón o al rey, finalmente salen de prisión porque también los habían acusado por algo injusto; y el faraón por esa época está soñando y atormentado por sus sueños, llama a todos los sabios del reino para que le solucionen y le interpreten lo que está soñando, y ninguno pudo hacerlo, y es el copero el que le dice al faraón que en la cárcel hay un hebreo que sabe interpretar sueños, lo mandan llamar y José le interpreta los sueños al faraón y desde entonces halló gracia, delante del faraón, y haciende hasta convertirse en el primer ministro de Egipto; y por esa misma época, su padre y sus hermanos, en otra tierra, se estaban muriendo de hambre y fueron a Egipto a comprar alimentos y se encontraron, nada más y nada menos, que con su hermano José, ellos no lo reconocen, han pasado ya muchos años, pero José si los reconocer, y finalmente se salva el pueblo de una hambruna, porque gracias a José que era primer ministro de Egipto, el pueblo de Israel, es decir los hijos de Jacob, fueron a vivir a Egipto y vivieron durante cuatrocientos años, a mi esto me parece fascinante, saben por qué, porque a la hora de la verdad ni es bueno ni es malo, ES ÚTIL, todo es útil; así es que ni te embriagues con lo bueno que te pasa, ni de desanimes con lo malo que crees que está pasando, todo es útil.
Lo que si sabemos es que Dios sabe hacia dónde nos lleva, porque Dios no está improvisando con nosotros, su actuar es perfecto; y entonces ahí es donde uno se entera que Dios le da un talento a José, y por ese talento, viene la envidia, y por esa envidia, José llega a vivir a Egipto, por vivir en Egipto, la mujer de Putifar, se enamora de él… y así sucesivamente, todo transcurre para nuestro bien.
Y esto me encanta porque si no hubiera sido por el tanto, los hermanos de José no hubieran tenido envidia, y si no hubieran tenido envidia, José no hubiera llegado a Egipto, y los Hijos de Jacob y el pueblo no se hubieran salvado; hermanos, hermanas, no se preocupen, si hoy están pasando por alguna cañada oscura, después de esa cañada oscura viene un balle de luz de gloria, que siempre es así. (cuento de Antony de Melo), buena suerte o mala suerte, solo se que todo en la vida es últil.
Ahora les quiero mostrarte cómo oraba Moisés, mira el texto es Exodo 14,15-16, escuchen esto: “entonces dijo el Señor a Moisés, ¿Por qué clamas a mí? di a los hijos de Israel que se pongan en marcha, y tú, levanta tu vara, extiende tu brazo sobre el mar, y los hijos de Israel pasarán por en medio del mar, sobre la tierra seca”; en este versículo tan sencillo, hay unos secretos maravillosos de la Palabra, y por favor pon mucha atención, el Señor dijo a Moisés, ahora el Señor el que habla, pero habla como respuesta al clamor de Moisés, porque dice el texto: ¿por qué clamas a mí? Y yo quiero decirte en esta tarde noche, que no te de miedo calmar al Señor, no creas que Dios se va cansar, que se va a molestar por tu clamor, clama al Señor, porque todo clamor humano, recibe respuesta divina.
Moisés le creía a Dios, por eso clamó, y ahora el Señor tiene su tiempo y su momento para responder, pero mientras el Señor hace buen uso de su tiempo para responder, tú no dejes de aclamar, eso me hace recordar el texto del Evangelio, de aquella viuda que insistía e insistía para que el juez le hiciera justicia, y este juez que ni temía a Dios, ni le importaban los hombres, así dice la escritura, sin embargo, por el clamor constante de la viuda le hizo justicia; ahora, no es que nosotros estemos clamando a un juez, estamos clamando a un Padre, clama al Padre y clama las veces que sea necesario, y tu clamor hallará respuesta en el tiempo indicado, por eso no te canses de clamar, si tú estás calmando al Señor que te fortalezca, no te canses de pedir por fortaleza.
El texto dice: ¿Por qué clamas a mí?, y ahora el Señor trae una solución para Moisés y para el pueblo, di a los hijos de Israel que se pongan en marcha, y tú… Así es que la Palabra de Dios, tiene todo que ver con poner a trabajar al hombre, esto es muy sabio, entonces el Señor responde al clamor de Moisés y le dice: dile a los hijos de Israel que se pongan en marcha, y tú levanta la vara y divide el mar en dos; y cuando el Señor responda a tu clamor, recuerda que el Señor no va a ser magia para que se solucione todo en tu vida, sin utilizarte a ti, porque tú eres el instrumento y la herramienta más importante de esa solución; así es que si tú clamas y el Señor responde, él te pone a trabajar por lo que has clamado, así es que si clamaste y el Señor responde, arremángate, porque el Señor te va a poner a trabajar en relación a lo que has clamado.
¿Qué es lo que clama Moisés? Moisés clama y le dice al Señor, tu pueblo ha caído en la esclavitud, hemos caídos en la penosa servidumbre, somo lo peor para los Egipcios, y entonces como las cosas son así, dile a los Israelitas que se pongan en marcha, levanta la vara y separa el mar en dos. Entonces clamamos, recibimos respuesta y el Señor nos pone a trabajar por lo que hemos clamado; no te quedes esperando a que llegue el milagro, el milagro eres tú, el Señor hará la obra a través de ti, así es que PONTE ENMARCHA, si le estás pidiendo al Señor algo, y recibes respuesta, ponte a trabajar por ese algo, trabaja según lo que has clamado y el Señor se encargará de todo lo demás, no me digas que vas a esperar a que él lo haga solo, porque el Señor no lo va a hacer solo, te pondrá a trabajar a ti.
Y el texto termina diciendo: y los hijos de Israel, pasarán por en medio del mar, sobre tierra seca; ¿Sabes qué significa esto? Una promesa, el Señor promete que los Israelitas vencerán la adversidad; y hay una promesa del Señor para ti, después de haber clamado y haber hallado en él respuesta y después de haberte puesto a trabajar sobre lo clamado, vencerás la adversidad, encontrarás solución, hallarás resultados. Esta es la oración de Moisés.
Ahora haz tu el ejercicio, seguramente muchas veces le has pedido al Señor la misma cosa, y el Señor siempre responde, pero lo mejor de todo es que el Señor te ha respondido y te está diciendo, remángate, porque lo que tú me estas pidiendo lo vamos a hacer Tú y Yo, y entre tú y yo venceremos cualquier adversidad porque yo soy tu Dios, tu Señor, tu Padre y tu creador.
P. Rodri
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