PRIMER DOMINGO DE CUARESMA A
El Señor dice que el príncipe de este mundo ya está condenado, porque el demonio es un derrotado. Cierto es que, no está muerto, está vivo; pero es también un derrotado. Por eso, no puede cumplir nada de lo que promete, ni puede darnos la esperanza de construir algo.
Sin embargo, aunque nosotros sabemos que está derrotado, «en la vida no es fácil interiorizar este concepto y llevarlo a nuestra convicción. Y porque el diablo es un seductor y nos gusta ser seducidos. Y él sabe cómo acercarse; sabe qué palabras decirnos. Despierta nuestra curiosidad, porque todos somos curiosos. Y él tiene esta capacidad de seducir». Es tan difícil entender que se trata de un derrotado; porque él se presenta con gran poder: te promete cosas, te lleva regalos, bonitos, bien envueltos; pero tú no sabes qué hay dentro, pero, el papel de afuera es bonito, nos seduce con el paquete sin hacernos ver qué hay dentro. Sabe llegar a nuestra vanidad, a nuestra curiosidad, sus propuestas.
Insistiendo sobre lo peligroso que es el diablo, sabe hablar bien, habla muy bien para engañar; es el gran mentiroso, el padre de la mentira. Por otro lado sus propuestas son todas mentiras, todas, lamentablemente nos presenta sus mentiras y nosotros creemos, es un derrotado, pero se mueve como vencedor; hasta el punto que es también capaz de darnos luz, ¡ilumina! pero la luz del diablo es deslumbrante, como los fuegos artificiales, y no es duradera, un instante, después desaparece. Sin embargo, la luz del Señor es tenue, pero permanente.
Estén atentos al diablo: Padre, ¿Qué hago ante este personaje derrotado pero astuto, mentiroso, seductor que quiere tomarme para sí? ¿Qué debo hacer?”
Jesús nos dice, primera cosa que hay que hacer: VIGILAR Y REZAR, porque cuando rezamos el Padre Nuestro pedimos la gracia de no caer en tentación, que nos proteja para no resbalar en la tentación. El arsenal de los cristianos para esta lucha, a este se le vence con oración y ayuno”. El Señor es claro: vigilad, rezad, y después, por otra parte, dice: ORACIÓN Y AYUNO. Solamente con esto lo podremos vencer, no cayendo en la tentación, recordemos que es una batalla espiritual.
Otra cosa que debemos hacer es no acercarnos: Un padre de la Iglesia dice que el diablo es un perro enfadado, o rabioso y encadenado. Él está encadenado, pero no vayas a hacerle una caricia porque te muerde, te destruye. Él allí, yo aquí, no acercarse, porque yo sé que si espiritualmente me acerco a ese pensamiento, si me acerco a esas ganas, a esa parte o a la otra, me estoy acercando al perro enfadado y encadenado.
En el desierto, cuando Jesús es tentado por el diablo, ¿Cómo responde Jesús? Con las palabras de Dios, con la palabra de la Biblia; nunca con una palabra suya; no dialogar con él; con el diablo no se dialoga, porque nos vence, es más inteligente que nosotros. Es un ángel caído, llamado LUCIFER, es decir, es un ángel de luz; y muchas veces se acerca a nosotros haciendo ver esa luz, o mejor dicho, se acerca a nosotros disfrazado como ángel de luz, pero es un ángel de sombra, un ángel de muerte, porque es una luz artificial, falsa, efímera, momentánea.
Jesús nos dice por medio de San Juan: «El príncipe de este mundo ya está condenado», es capaz de hacer masacres, y nosotros debemos rezar, hacer penitencia, no acercarnos, no dialogar con él. Y al final, ir donde la madre, como los niños, ya que cuando los niños tienen miedo, van donde la madre: Mamá, mamá... ¡tengo miedo!, cuando tienen pesadillas... van donde la madre. Y para los católicos nuestra madre es la Virgen; ella nos custodia, nos guarda, nos cuida; ella es en tiempo de las turbaciones espirituales, nuestro refugiarse, nuestro amparo, bajo el manto de la gran Madre de Dios”. Ir donde la Madre».
P. Rodri
Comments