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EL SUFRIMIENTO


El sufrimiento nos hace más humildes, más profundos, más comprensivos y más solidarios. Detrás de la tristeza, está el sufrimiento como algo muy profundo, hay mucha gente que se ha acercado a Dios a través del dolor y hay quienes se han alejado de Dios, a través del dolor a causa del sufrimiento.


Hagamos un momento de meditación en esa palabra que nos da la Carta a los Hebreos 2,9. Refiriéndose a Nuestro Señor Jesucristo dice que "Dios quiso perfeccionar y consagrar a su Hijo por medio del sufrimiento".


Son palabras muy extrañas porque, desde luego, ninguno de nosotros quiere sufrir; sin embargo, está demostrado que el sufrimiento tiene un aspecto positivo cuando se sabe llevar. El sufrimiento es el que le da profundidad a la vida.


La gente que no conoce nada de sufrimiento suele ser superficial, egoísta, falta de comprensión con los demás.


Hay quienes están muy felices, les va muy bien, tienen todo, y se alejan de Dios, porque creen que no necesitan a Dios y hay otros que a base de tristeza se acercaron, o a base de tristeza se alejaron de Dios, ¿qué quiere decir esto? Pues quiere decir muchas cosas, cuando una persona llega a situaciones límite, inevitablemente pregunta como un impulso ¿por qué yo, por qué a mí? O también la otra pregunta que nos hacemos muchas veces ¿por qué le pasan cosas malas a la gente buena? Todo es bueno, preguntarnos, pero no para revelarnos contra Dios, no para repudiar esa circunstancia concreta que me causa dolor, angustia, tristeza, sufrimiento, sino para descubrir mis límites, descubrir que soy una persona limitada y debo descartar toda soberbia que me lleve a la desesperanza, a renegar, a claudicar, a renunciar a Dios, por uno cree que uno puede obrar como dios, suplantar a Dios, ordenarle a Dios.


Y fíjese que muchos de nosotros, si a veces hemos estado como retirados de Dios y hemos vuelto, ¿qué nos ha traído? Casi siempre un sufrimiento: un pariente que se nos murió, un amigo que nos traicionó, una desgracia en la familia, una quiebra en nuestra economía. Así que no debemos despreciar al sufrimiento, el sufrimiento puede ser camino de perfección.


El sufrimiento también nos hace humildes, porque uno cree que lo puede todo, pero cuando llega el sufrimiento a nuestra vida, y el dolor es bien llevado, nos conduce a la humildad; un problema del que uno no logra deshacerse fácilmente; que uno no logra quitarse de encima, un dolor permanente, eso trae humildad.


Por eso fíjense ustedes que, por ejemplo, las personas que se casan y tienen sus hijos, uno los va viendo a lo largo de los años; normalmente hay una edad en la que sentimos que tenemos al mundo agarrado con las manos, tenemos salud, de pronto hay un buen trabajo, unos buenos negocios, unos buenos ingresos, la fortuna parece sonreírnos. A veces eso trae orgullo.


Pero luego vienen una cantidad de sufrimientos que traen los hijos, casi siempre los hijos traen sufrimiento, porque uno se enfermó, Dios no lo quiera, un hijo que falleció; no lo vaya a permitir Dios, que un hijo secuestrado. Pero no seamos tan trágicos, simplemente un hijo rebelde, o un hijo vicioso, o un hijo desagradecido, o un hijo mal casado.


Por eso cuando uno habla allá con las personas mayores, normalmente ya son más humildes, porque seguramente hicieron todo lo que sabían hacer, hicieron todo lo que querían hacer, hicieron todo lo que podían hacer, y los hijos sin embargo, uno con un problema, el otro con otro problema, uno se da cuenta y dice: "Yo como papá fallé; como mamá, en qué fue que fallé". "¿Por qué nos pasa esto?" El sufrimiento, entonces, nos ayuda también en eso, en la humildad.


Entonces, Jesús con su ejemplo nos muestra que es necesario el sufrimiento, verdaderamente es necesario. El sufrimiento nos trae muchas bendiciones, pero hay que saberlo vivir. Y Jesús es el gran Maestro que nos mostró cómo se vive santamente el sufrimiento, cómo se vive el sufrimiento.

¡Ojo, Jesucristo no se enredó con la maldad humana! Los amigos, lo traicionaron, los enemigos fueron cobardes, y a traición lo buscaron; pero Jesús no se enredó con la maldad humana, Jesús puso su mirada en el cielo, Jesús dijo: Hay un plan detrás de esto", Jesús dijo: "Voy a avanzar en ese plan, en ese querer de mi Padre".


¿Qué hace uno, por Dios, peleando con otros seres humanos? Eso es lo que nos hace sufrir tanto a los seres humanos, que uno se enreda con la gente y no se da cuenta de que todos estamos hechos de barro, que somos un costal de barro, que todos somos pequeños y que hoy estamos y mañana ya no estamos.

Jesús nos enseña a poner la mirada en el cielo, a encontrar el valor positivo del sufrimiento, y verán que eso nos hace más humildes, más profundos, más comprensivos y más solidarios.


El sufrimiento me lleva a mi límite, el sufrimiento me recuerda que no soy dios y por eso el sufrimiento nos abre también al infinito del poder de Dios, al infinito de la misericordia de Dios y por eso la respuesta del sufrimiento no es una teoría ni es una filosofía, la respuesta más profunda del sufrimiento es ver sufrir a Dios; es sentir que él, en la cruz ha abierto el misterio del sufrimiento a un amor sin límites; en la cruz sufriendo como ninguno, con sus brazos abiertos en la cruz, está acogiendo todo el sufrimiento de la humanidad, es decir, el sufrimiento a la vez que nos muestra nuestro límite nos abre al infinito del misterio divino.


P. Rodri



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