EL SEÑORÍO DE JESÚS
Es una verdad objetiva y absoluta, que no tiene que nada tiene que ver con lo que el mundo crea o deje de creer, el Señoría de Jesús le fue dado por Dios, y no depende de opiniones ni conceptos humanos significa que Jesús es la máxima autoridad en el mundo, autoridad en el amor; pueda ser, hermanos, que en el ambiente en que nos movamos, en los escenarios de la cotidianidad, muchos desconozcan a Jesús, muchos renieguen de Jesús, muchos ignoren a Jesús, pero eso no le quita el Señorío, porque el Señorío de Jesús no depende de opiniones ni de conceptos humanos; el Señorío de Jesús, depende de Dios, fue Dios quien lo constituyó Señor y Rey de la historia, por eso en la carta a los Filipenses, en el cap. 2 dice: “Por lo cual, Dios también le ex saltó hasta lo sumo y le dio el nombre sobre todo nombre, de modo que al nombre de Jesús, toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra y toda lengua proclame que Jesucristo es el Señor, para la Gloria de Dios Padre.
Así es que hermanos, después de hacer esta comprensión de que Dios lo ha constituido, Señor, yo te invito en este momento de oración, para que tú lo aceptes en tu vida como Señor, ya sabes que Dios ha constituido a Jesús Señor y Rey de la historia del cosmos del universo, levantándolo del sepulcro, resucitándolo y dándole la vida para siempre; ahora en oración, yo te invito a que cierres los ojos y tomes esta decisión de fe acepto a Jesús, como mi Señor, acepto a Jesús como el Señor, esto implica que solo a él obedecerás, que no harás nada que se salga de su Palabra, de su mensaje de amor, indica que someterás tu voluntad a la voluntad de él, así como él sometió su voluntad a la voluntad del padre, sudando gotas de sangre, le pidió al Padre que si era posible apartara del él el cáliz, pero que no se hiciera la voluntad de él, sino la voluntad del Padre.
El Padre hizo silencio, un silencio obsequioso, otorga su silencio y Jesús avanza obediente hasta el final, para vaciarse enteramente en la cruz y para enseñarnos que el amor es más importe que la vida.
Reconocer a Jesús como Señor, darle el Señor a Jesús en tu vida, implica servirle a Él las 24 horas, toma una decisión esta noche, una decisión espiritual en tu vida de fe; voy a obedecerte Señor, voy a someter mi voluntad a la tuya, porque, aunque yo quiero cosas buenas en para mi vida, yo sé que tú quieres cosas mejores, voy a servirte y a trabajar para ti; serviré a mis hermanos, pero sólo buscaré agradarte a ti, y así declaré que Él es mi Señor y que no tengo ningún otro señor, porque tú me enseñaste que no podría servirle a dos señores, ni a tres ni a cuatro, porque honraría a uno y despreciaría a los otros y yo sólo te quiero honrar a ti, Señor, porque tienes para mi caminos de vida, porque tienes para mi vida en abundancia; porque tienes para mí una paz que el mundo no es capaz de darme, porque tienes para mí pan de vida eterna, por eso Señor, hoy, en esta noche, te declaro Señor y Rey de mi vida, para Gloria de Dios Padre. Amén.
Canto…
Dile al Señor Jesús, en esta noche, que tú le quieres entregar el gobierno de toda tu vida, ponte de rodillas y en oración dile eso al Señor, díselo mentalmente: Señor te entro el gobierno de mi vida; yo he querido gobernar y las cosas no han salido bien, lo único que he hecho es entorpecer muchas cosas, que tú antes de todos los siglos, has deseado para mí, yo realmente te quiero decir, Señor, en esta hermosa noche, que yo no sé gobernar y por eso te entrego el gobierno de mi vida, que yo haré lo que tú me digas, y que viviré en conformidad a tu santísima voluntad, que tu Palabra para mí no es un consejo, de hoy en adelante, Señor, tu Palabra será un orden y como tú digas, se hará, y como tú quieras, yo aprenderé a también a querer.
Te entrego, Señor el gobierno de mi mañana, de mi futuro; entrégale eso al Señor en este momento, él es el Señor, él sabe para dónde va y para dónde va contigo; pueda ser que tú no separa para dónde va, pero el Señor si sabe para dónde te lleva, y como él, si sabe para dónde te lleva y te lleva, con lazos de ternura y con cuerdas de amor, entrégale el gobierno de tu mañana, de tu futuro.
Si tú por alguna circunstancia experimentas aflicción por el mañana o por el futuro, ya no hay ninguna razón para ello. Por eso, dile al Señor, Señor te entrego el gobierno de mi mañana, mi mañana está en tus manos, y tus manos son más robustas y fuertes que las mías, y tus manos son más seguras que las mías, por eso lo que es vacilante en mis manos, lo aseguro en tus manos que son manos de gracia, salvación y bendición, alabado sea el Señor…
Ahora entrégale el gobierno de tus deseos y ambiciones; yo sé que tú tienes deseos, ambiciones, proyectos e ilusiones y esperanzas, entrégaselas a él; dile, Señor gobierna mis ambiciones, gobierna mis deseos, gobierna mis anhelos.
Entrégale también al Señor el gobierno de tus relaciones, esto si que es importante, porque pueda que tú no seas experto(a) en relacionarte, porque cuando te relacionas, te dañas y dañas a los demás; porque tú te has relacionado solo desde tus criterios, pero ahora, vas a prender a relacionarte desde los criterios de Dios; por eso en esta noche, si sientes que hay alguna relación lastimada o herida, rota, frágil, entrégasela al Señor y dile: te entrego el gobierno de mis relaciones, te entrego el gobierno de mis relaciones familias, sentimentales, laborales, profesionales; te las entrego, porque el que gobierna eres tú, porque el Señor eres tú, porque el que manda eres tú, y porque el que obedece soy yo.
Entrégale el gobierno de tu familia, esto es un momento extra ordinario, para que tú le entregues al Señor el gobierno de tu familia, puede ser que hoy tu piense, sientas, experimentes que tu familia se te salió de las manos, que tu familia está hecha pedazos, entrégale al Señor el gobierno de tu familia, dile al Señor: mi familia es tu familia y de hoy en adelante, mi familia y yo, decidiremos seguirte por siempre.
Ahora, entrégale al Señor el gobierno de tus decisiones, yo no sé ahora qué decisiones se estén fraguando en tu vida, dile al Señor que tú pones ahora en sus manos de Señor y de Padre, en sus manos de Rey y Maestro, todas tus decisiones; entrégale el gobierno de tus posesiones, todo lo que posees, todo lo que tienes; que el Señor reparta como él quiera, que el señor distribuya y ponga como él quiera, en una palabra te decimos Señor, que te declaramos Rey, Dios, Padre, Señor de nuestra vida, y de nuestras cosas y que se harán Señor a tu manera, porque tu manera es perfecta, la nuestra no lo es, bendito sea el Señor por eso. Canto…
Dice el apóstol Pablo en la carta a los Rom, porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor de vivo y muertos y en segunda de Cor. el apóstol nos enseña: “y por todos murió, para que los que vivan, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”.
Terminemos esta oración posesionando a Jesús y dándole la prioridad, es decir, el primer puesto en nuestra vida un puesto que tú tienes reservado para él y que él no tendrá que compartir con nada ni con nadie, porque tú sabes que sólo el primer lugar le corresponde a él; que Él debe estar en el centro de tus afectos, para que consideres que en tu vida solo hay un absoluto y todo lo demás es relativo.
Declara en esta noche, por tu bien, por tu libertad, que la prioridad de tu vida es Jesús el Señor, que el único absoluto de tu vida es Él y que todo lo demás es relativo, eso te concede una gran libertad y le da orden a tu vida afectiva y te libra de muchos sufrimientos; porque quien tiene a más de un absoluto, cada absoluto un sufrimiento, por miedo a la pérdida, por miedo al abandono, lo bueno de todo es que tú a Jesús no lo pierdes, lo bueno de todo es que Jesús no te abandona, él es por siempre en tu vida, él es incondicional, él es eterno.
Declárate en esta noche libre, porque la prioridad se la has dado a Jesús, declárate ordenado afectivamente porque la prioridad se la has dado a Jesús, declárate libre de sufrimientos sin sentido, bendito y alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.
Amén.
P. Rodri
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