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EL PODER DE LA BENDICIÓN


01 de Enero 2019

La Iglesia, nos regala en la primera lectura una fórmula de bendición, una manera de bendecir, cosa que considero muy piadosa de parte de nuestra Iglesia, que nos enseñe a bendecir.


Porque el mundo nos enseña a maldecir; maldecir es quejarse, maldecir es pensar que uno no tiene esperanza, maldecir es desear el mal para otras personas, o creer que uno sólo merece el mal. Y hay muchas personas que llevan una vida como si estuviera bajo la influencia de la maldición, porque sólo conocen esa clase de sentimientos y expresiones.


La primera lectura del libro de los Números, que hoy hemos escuchado, contiene una de las más hermosas bendiciones de toda la Biblia, escuchen el texto de esta bendición; “Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor te muestre su rostro radiante y te trate con bondad. Que el Señor vuelva a ti sus ojos y te conceda la paz” Números 6,24-26.


Yo, de niño, recibí muchas bendiciones y yo creo que soy una persona muy bendecida, y yo creo que he recibido tantas bendiciones de Dios, de mi familia, de mis amigos y de la Iglesia, que yo no le tengo miedo a las maldiciones, ni a los maleficios, ni a la mala suerte, ni al mal de ojo, ni al mal agüero, ni a la brujería o hechicería, no.


Hay papás que tienen la saludable costumbre de bendecir a los hijos, por ejemplo, cuando salen de casa. En otra predicación les decía que mi papá, cuando yo era niño, mi papá me bendecía los pies; Él se inventó una oración parecida a esta que está en el capítulo sexto del Libro de los Números, y él trazaba un cruz y bendecía mis pies, y decía en su oración, pidiéndole a Dios, que iluminara mis caminos, y que guiara mis pasos.


Tan bien le resultó, que mire mis pasos hasta dónde fueron a dar, aquí estoy recorriendo las sendas del Evangelio; la bendición de mis padres me hizo mucho bien, tuve muchísimas oportunidades de echarme a perder…


Mi mamá también nos bendecía, cuando estábamos enfermos, además de darnos un Mejoralito, además de darnos remedios caseros, mi mamá nos bendecía y trazaba la señal de la cruz sobre nosotros.

Quiero invitar a los papás a que bendigan a sus hijos, bendígalos, muchas veces y de muchas maneras; porque es muy importante bendecir, por favor, papás, bendigan a sus hijos, no los maldigan, hay que corregir a los hijos, pero también hay que bendecirlos mucho. Los hijos tienen que sentir, que les cubre y les protege la bendición de sus padres.


La bendición de un papá, la bendición de una mamá es muy eficaz; bendigan siempre a sus hijos; bendigan a sus vecinos, bendigan a sus amigos, bendigan a los que aman, bendigan a los que los aman, y bendigan también a sus enemigos.


No sólo porque la Biblia lo enseña, sino porque el poder de nuestra bendición es más grande que cualquier maldición que traiga Satanás, el poder de la bendición echa afuera a Satanás.

Por eso bendigan, bendigan mucho; si tienen un mal vecino, no lo maldigan, no hagan eso, no maldigan jamás a sus malos vecinos. Bendíganlos mucho, desde el fondo del corazón, deseando que se cumpla en ellos el plan de Dios, la voluntad del Señor. Ustedes verán cómo Dios, o les cambia a esos malos vecinos, o los aleja.


Jesús bendice a los enfermos, bendice a los niños; en el milagro de la multiplicación de los panes, san Juan tiene el cuidado de recordarnos que Jesús dio gracias, bendijo el pan. Lo que Dios bendice se multiplica. Y Dios, con algo muy pequeño, puede hacer lago inmenso, gracias a su bendición. Lo poquito, con Dios, basta y sobra; lo mucho, sin Dios, nunca alcanza. El que no tiene a Dios es insaciable, y por mucho que haya tenido o por mucho que tenga, siempre se siente inconforme. El que tiene poco, si tiene la bendición de Dios, mira cómo, a la manera de la multiplicación de los panes, eso realmente cubre la necesidad.

Una última palabrita sobre eso de que el "Señor vuelva hacia ti sus ojos", eso es muy lindo, porque Dios no sabe mirar sin compadecerse, cuando Dios se fija en alguien se compadece de esa persona.


Pidámosle al Señor que nos mire y que mire a nuestros hijos, que mire a los sobrinos, a los vecinos, que mire a nuestra patria, que mire al mundo. Los ojos de Dios, la mirada de Dios puede hacer florecer, ante la mirada de Dios florece la naturaleza, florece el ser humano.


Bueno Propósito: vamos a bendecir a las personas, a los niños, a los amigos, a los enemigos. Vamos a bendecir nuestros trabajos, nuestros proyectos, nuestras tareas, nuestras angustias, nuestras enfermedades; vamos a trazar la señal de la Cruz sin miedo, vamos a trazarla.


Qué bueno acercarse a Dios en este momento, en este día, y, junto con el corazón de la Virgen, pedirle al Señor: "Dios mío, bendíceme; dame el bien que tú quieres para mí, el que tú piensas”.

P. Rodri



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