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EL DESIERTO

Primer Domingo de Cuaresma B

EVANGELIO según san Marcos 1, 12-15

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio». Palabra del Señor.


El miércoles pasado dimos inicio al tiempo de la cuaresma, con el signo de ceniza sobre nuestra cabeza, y hoy primer domingo de cuaresma, centramos la atención en el DESIERTO, que es la palabra clave de este domingo.


Jesús lleno del Espíritu Santo es empujado al desierto, pero el desierto es su vida, es su historia, su misión, su realidad, el número cuarenta, representa UNIVERFSALIDAD Y TOTALIDAD, y por eso podemos decir, sin temor a equivocarnos, que toda la vida de Jesús fue un DESIERTO, desde su nacimiento, hasta la Cruz: perseguido, incomprendido, señalado, injustamente acusado, maltratado, amenazado, rechazado, criticado y muerto en cruz, es decir, toda una vida de desierto.


Sin embargo, encontramos que en el desierto, también hay plantas que saben florecer, y las plantas que saben florecer, son plantas que saben hundir sus raíces, hasta encontrar la humedad; y Jesús supo hundir sus raíces y las conectó con la voluntad del Padre, por eso podemos decir que NO SON LAS SICUNSTANCIAS, SINO LA DESICIÓN QUE CADA UNO TOMA, SI FLORECE O NO FLORECE; por muy adversa que pueda ser nuestra realidad, o entorno familiar, tú decides si floreces o no, porque eso lo podemos tomar solo como pretexto, para no trabajar en nuestra superación personal, o en el acrecentamiento de nuestra dignidad humana; y cada quién ponga el pretexto que quiera, pero yo te digo, TÚ DECIDES SI FLORES O NO FLORECES.


La adversidad, la tragedia o desgracia que nos haya pasado, esa es tu realidad, es decir es TU DESIERTO, pero tú decides si flores o no floreces, permítanme decirles que uno no elige de dónde viene, pero si elegimos hacia dónde vamos…


Ahora, en el desierto aparece el tentador, el enemigo, el rival, el diablo, que no es como nos lo pintan, en griego se dice dia-bolos, que significa rival, enemigo… y tengan la seguridad que el diablo no está afuera, está adentro, hay una especie de fuerza, como una polaridad de mal, en todos los seres humanos; como también hay una polaridad de bien, y uno decide a quién pone a ganar, o a quién pone a perder. En ti esta la polaridad del bien, y en ti está la polaridad del mal, y solo tú decides a quién le das la luz verde, para ponerlo a ganar, o ponerlo a perder; por eso a nadie se le mete el dia-bolos, SE LE SALE, uno decide darle rienda suelta a esa polaridad de mal. Y dia-bolos (diablo) significa rival, es decir el enemigo tuyo, porque no está de acuerdo con lo que Dios está construyendo en ti, así de simple. ¿Qué hace el enemigo en ti? Destruir lo que Dios está construyendo en ti.


Por eso el mal ataca a los niños y se despierta en los adultos, para destruir las generaciones posteriores, y ataca a tantos hombres codiciosos que inventaron el negocio sucio, para envenenar en los jóvenes y en los hombres, lo que Dios está construyendo; por eso el mal ataca a las familias y se despierta en los esposos y en las esposas, para destruir las familias que son el núcleo de la sociedad.


¿QUÉ HACE EL MAL EN TI? Destruir lo que Dios está construyendo en ti, por eso es tu peor enemigo, y no está afuera, está dentro de ti, y sólo tú decides si lo pones a ganar o lo pones a perder. ¿Qué hizo Jesús? decidió ponerlo a perder, ahora bien:


DESIERTO: Es lo que nosotros llamamos IDFICULTAD, PROBLEMA, CARENCIA, MORTIFICACIÓN, ENFERMEDAD, todos vivimos nuestro propio desierto, todos vivimos nuestras propias tribulaciones; el desierto es el lugar de la SOLEDAD, porque cuando uno está viviendo su desierto existencial, se siente completamente solo, porque los problemas, la tribulación, las dificultades SON HUÉRFANOS; porque el desierto no tiene parientes, porque el desierto no tiene amigos y por eso, cuando uno está pasando por un desierto existencial, se siente completamente solo; contrario a cuando a uno le está yendo bien, le sobran los amigos, le sobran los familiares, le sobra la compañía, porque el desierto es huérfano, y en el desierto solo se experimenta LA SOLEDAD, pero sin embargo, ustedes y yo, podemos sacar provecho del desierto y la soledad, porque cuando estemos viviendo esas experiencias dolorosas de la vida, entonces será el momento más precioso, para encontrase con el Señor.

No se asusten con su soledad en su desierto, porque si tu eres capaz de hacer buen uso de esa soledad, entonces eres capaz de RENACER, de re arder en medio de las cenizas, esa soledad que tanta falta le hace a nuestra alma.


EL DESIERTO ES PARA FUERTES: Las crisis, las tentaciones, los problemas son para fuertes, por eso uno no debe esperar que le llegue el desierto para fortalecerse, hay que fortalecerse antes, es decir, cuando todo está bien, fortalézcanse espiritualmente, para que cuando llegue y tengas que atravesar el desierto, no mueras en él, por eso la vida espiritual es de todos los días, a toda hora, en todos los momentos de la vida, para cuando llegue ese momento de desierto, estés tan plenamente robustecido, que ese desierto no te mate, por eso el desierto es para los fuertes.


EN EL DESIERTO TU PUEDES SACAR LO MEJOR O LO PERO DE TI: Esa es una decisión tuya, yo no se cuántos de ustedes, en este momento estén pasando por un desierto existencial, yo no lo se, pero lo que les puedo decir a quien en este momento, esté pasando por ese desierto existencial: o sacara lo mejor de ti, o sacas lo pero de ti, tú decides; porque uno en su desierto se puede desanimar, se puede desesperar y puede hasta llegar a quitarse la vida, y cuando eso pasa, simplemente es porque decidiste sacar lo peor de ti mismo; pero también es verdad, que en el desierto uno puede sacar las mejores fuerzas espirituales, y salir adelante y superarse, comprender que el desierto no es para toda la vida, y que después del desierto llegará la tierra que mana leche y miel… Después de la tormenta llega la calma.


EN EL DESIERTO SE CARECE DE TODO: Y se aprender a viajar con lo ESCENCIAL, es decir, cuando uno está pasando por ese desierto existencial, uno se da cuenta que todas esas cosas que antes eran “tan importantes”, ahora empiezan a sobrar y hasta estorbar, porque en el desierto solo se puede vivir CON LO ESCENCAIL, y aprendemos a prescindir de tantas cosas que antes creímos muy importantes.


NO HAY NOMENCLATURAS: No hay avenida del Charro con Canaleto, no la hay; la única manera de orientarse, de guiarse en el desierto es, SOLAMENTE MIRANDO AL SOL, y en tu desierto no busques nomenclatura, busca el sol, busca esa luz en el cielo, busca al Señor Jesús que es el único que da rumbo, dirección y sentido a tu vida.


EN EL DESIERTO NO HAY CASTIGOS, HAY REMEDIOS: Pueda que en este momento en tu desierto te sientas castigado, pero no te están castigan, TE ESTÁN ALIVIANDO, el desierto no es un castigo, es UN REMEDIO ¿saben por qué, por qué? uno es el que entra en el desierto, pero OTRO es el que sale de ese desierto, después de un problemas, después de una crisis, después de una enfermedad, después de una tentación, después de un error cometido, después de cualquier situación difícil, Tú sale siendo MEJOR PERSONA, porque uno aprende a vivir mejor, y no solamente a sobre vivir como se pueda… por eso, pasar por un desierto, no es que te estén castigando, TE ESTÁN SANANDO.


EN EL DESIERTO UNO APRENDE QUE DIOS LO ES TODO: El desierto solo es un aprendizaje, cuando uno está pasando por cualquier situación difícil, es cuando uno se da verdaderamente cuenta, QUIÉN ES DIOS, es como un niño que cuando está felizmente jugando y riendo, se le olvida que tiene papá y mamá; pero cuando se caer, se golpea o se lastima, es cuando vuelve a recordar que tiene PAPA y MAMA; así también nosotros, cuando todo va sobre ruedas es probable que se nos olvida que existe Dios, pero cuando la vida nos da un revés en la dureza de nuestro desierto existencial, es cuando entendemos que SIN DIOS NO SOMOS NADA.

P. Rodri



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